En este
momento, así como en muchos otros, me siento en la mitad de dos grupos con
posiciones diametralmente opuestas. Aunque tengo clara mi opinión, respeto a quienes piensan distinto por varios motivos: el primero, porque
no es posible esperar que todos pensemos igual, eso jamás va a suceder y
segundo, porque no soy nadie para juzgar las opiniones, decisiones, preocupaciones
o sentimientos de los demás pues considero que el único que nos puede juzgar es
Dios.
Con este
texto no pretendo convencer a nadie ni tampoco justificar mi posición, porque
no necesito hacerlo, sólo quiero compartir mis pensamientos y sentimientos porque
considero que la coyuntura actual lo merece. Colombia está viviendo un momento
histórico e importante y no quiero dejar pasar este momento sin compartir mi
opinión.
Sin más preámbulos,
éstas son mis razones para apoyar el sí al referendo que aprueba o rechaza los
acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y el grupo armado revolucionario
FARC.
1. Aunque desde pequeña he conocido la guerra, siempre he soñado con un país en paz. Siento que por fin tenemos en nuestras manos la oportunidad de escribir una historia positiva para nuestro país.
Varios recuerdos traen a mi memoria momentos muy difíciles para mí y
para el país. Cuando tenía 4 años aproximadamente, recuerdo haberme despertado
algún día hacia las 4 de la mañana por una bomba que había sido detonada
relativamente cerca a mi casa. Es un recuerdo traumático. Recuerdo también la
historia de la familia de mi papá que tuvo que salir de su pueblo porque
estaban en la lista de las personas que iban a matar por ser de un partido
político distinto. Recuerdo estar trabajando en Venezuela, esforzándome por
dejar el nombre de Colombia en alto, y escuchar la noticia de uno de los tantos
atentados que han hecho a los políticos del país. Recuerdo mi impotencia al ver
que no tenía autoridad para decirle al mundo: “Colombia ha mejorado, ya no es
como antes” porque la realidad era que todavía éramos un país en constante
guerra.
Por otro lado, también guardo en mi corazón lo que viví y sentí el 4 de
febrero de 2008, aquel día en el que muchísimos colombianos salimos con
camisetas blancas a las calles de Bogotá a decir, a gritar: “NO MÁS FARC”. Llenamos
las calles porque estábamos cansados de lo mismo, lo rechazábamos tajantemente.
Ese día marcó mi vida de una manera muy positiva. Fue el primer día en el que
sentí que el país tenía esperanza porque éramos muchos a los que nos dolía
verlo sufrir así y que nos podemos unir alrededor de grandes causas.
Marcha "No Más FARC", organizada por Colombia Soy Yo el 4 de febrero de 2008 -
Calle 72 con Avenida 7, Bogotá, Colombia.
Este año, no pude evitar llorar cuando me enteré de que “las FARC
dejarán de ser grupo armado”. Está sucediendo lo que tanto he esperado y
querido. Mi sueño, el sueño de los organizadores “Colombia soy YO”, el sueño de
todos los que salimos a las calles ese #4F de 2008, se está convirtiendo en
realidad.
2. Considero que el camino adecuado para llegar a la paz es el que ha seguido el actual gobierno colombiano: el diálogo y la negociación.
Por eso he apoyado este proceso desde que comenzó. Siempre fui consciente de la complejidad de negociar con un grupo de personas con pensamientos tan opuestos a los de la mayoría de colombianos. ¿Cómo hablar con alguien que aprueba el secuestro y el asesinato como medios para conseguir objetivos? Sigo sin entender la forma de pensar de las FARC. Por esto admiro y aplaudo que hayan llegado a decisiones tan importantes y necesarias, especialmente para la población rural, con un grupo que seguramente no quería ceder su poder en las distintas regiones de Colombia.
Rechazo de manera tajante todo tipo de violencia, por eso no apoyo la
idea de seguir en guerra para ver si algún día los terminamos de matar a todos.
Primero, no creo que lo logremos algún día. Segundo, así no lo queramos
aceptar, ellos también son colombianos, son seres humanos y aunque hayan
atacado y afectado de manera tan negativa a nuestro país, no considero que
matarlos a todos sea la solución. Mi razón, y esto es muy personal, es que no
soy nadie para tomar decisiones sobre quién vive y quién no, esa decisión no me
compete a mí, sólo a Dios.
Además, no me parece viable volver a negociar para conseguir un “mejor
acuerdo”. Creo que apostarle a esta opción es perder los 4 años de
negociaciones y decirle adiós a la posibilidad de llegar a la paz por la vía
del diálogo y la negociación. No creo que las partes estén de acuerdo en volver
a invertir en una mesa de negociaciones sin la garantía de que ese nuevo “mejor
acuerdo” sea aceptado por la mayoría de los colombianos. También implicaría que
seguiríamos en guerra hasta que exista ese nuevo acuerdo, es decir,
continuarían los atentados, las muertes, el dolor de tantas personas que
merecen un mejor presente y un mejor futuro.
3. Creo firmemente que Colombia es un
país maravilloso que no ha logrado desarrollar su gran potencial por los
problemas de violencia que hemos tenido y que con esta oportunidad de oro podemos
transformar esa historia de muerte y dolor en un futuro lleno de esperanza y posibilidades.
Los colombianos nos caracterizamos por ser trabajadores, inteligentes, creativos, amables, alegres, emprendedores, pero esa no es la imagen que la mayoría de extranjeros tienen de nosotros. Las noticias positivas sobre las personas de nuestro país no suelen llegar a los titulares de las noticias internacionales, ni suelen hacerse tantas series o películas sobre los personajes que tanto nos enorgullecen. Que el día de hoy, las noticias de Colombia sean “le declaramos la paz a la guerra” dice un mensaje positivo sobre nuestro país y es un granito de arena para dar esperanza a un mundo protagonizado por actos violentos.
Considero que tenemos la opción de mejorar, de encontrar una mejor versión
de nosotros mismos. Sé que el postconflicto no será sencillo pero creo que es necesario
para alcanzar esa anhelada paz.
4. Creo firmemente en el perdón como primer
paso para avanzar y construir. No perdonar, por el contrario, es una carga que no nos permita progresar ni mejorar.
Y esto lo digo por una experiencia personal que tal vez algunos ya conozcan. Cuando tenía 17 años y estaba en primer semestre de universidad, un carro atropelló a un grupo de 6 personas al frente de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito en Bogotá. Yo estaba en este grupo, junto a otros dos compañeros del grupo de teatro de la universidad, esperando el bus para irme a mi casa. Ese día uno de mis compañeros murió y el otro me salvó la vida (de nuevo, gracias JuanCa!!, me siento inmensamente feliz de estar viva). Esa noche casi muero (claramente no pasó :)) y casi pierdo mis dos piernas (gracias a Dios no pasó y sigo conservando mis dos piernas). Tengo que confesar que en ningún momento sentí odio o cualquier otro sentimiento negativo hacia los responsables del accidente; por el contrario, me sentía muy mal al pensar lo mal que se debió sentir el conductor por haber asesinado a alguien. Por esto, le escribí una carta y se la entregué al abogado que llevaba mi caso, para decirle que lo perdonaba por todo, que en mí no había ningún sentimiento negativo hacia él. No sé si por mi inocencia o simplemente por mi forma de ser, aproveché esta situación difícil para muchas cosas positivas en mi vida, aprendí muchísimo, he podido ayudar a otras personas en situaciones similares y he sido una persona muy exitosa y feliz. Todo, por supuesto, por la gracia de Dios porque es a través de Él y de la preciosísima Virgen María que he logrado ser quien soy y hacer lo que he hecho. Aquí, de nuevo, no me consideré con autoridad para juzgar, condenar o desear algo malo por la persona que hizo que mi vida se dividiera en dos. Todavía tengo secuelas del accidente, ellas son mi fortaleza pues me recuerdan que puedo superar muchos obstáculos, que con Dios soy capaz de lograr imposibles. También las considero mi cruz, me sirven para ofrecer mi sufrimiento por otros que necesitan mi oración.
En conclusión,
me siento orgullosa de ser colombiana y de que tengamos esta gran oportunidad. Por
eso yo digo #SíALaPaz, #SíAlPlebiscito :).

Alguna vez leía que para hacer la Guerra siempre se necesitan justificaciones
ResponderEliminarEn cambio para hacer la paz solo se necesita perdonar y abrir el corazón. Eso es lo que leo en éste escrito. Gracias por compartir.
Hola @Arttesano! Muchas gracias por leer esta entrada de mi blog, siempre bienvenido por acá.
EliminarPerdonar (así como ser felices) es siempre nuestra decisión, puede ser tan fácil o tan difícil como nosotros queramos que sea. Yo he escogido este camino del perdón y el amor porque es el que permite ser feliz y estar bien para ayudar a otras personas.
Un abrazo!
Nada mas certero que tus palabras...perdonar,amar y tener Esperanza en la Paz...te quiero y Ojalá todas las personas tuviéramos un pedacito de tu corazón ��������
ResponderEliminarGracias Cris hermosa!! También te quiero muchísimo, me haces mucha falta. Tu corazón es precioso, creo que cada persona que te conoce puede notarlo con facilidad. De eso se trata nuestra anhelada paz, de tratar con amor y cariño a quienes nos rodean en el día a día, eso es lo que tú haces siempre. Te quiero toneladas!!!!! :)
EliminarJuliana son sencillas tus razones y muy buenas. Yo también apoyo el Sí!��
ResponderEliminarTe felicito por tus éxito y tu liderazgo; realmente he leído tu artículo y me ha servido como reflexión del día.
Dios te bendiga!
Hola Caro! Entonces las dos apoyamos el sí, algo más que tenemos en común, además de ser católicas y voluntarias :). Me alegra que haya sido provechoso para ti haber leído esta entrada de mi blog, siempre bienvenida por acá y por todos los medios que me quieras contactar. Un abrazote, que Dios te bendiga!!!
EliminarAunque respeto profundamente tu posición y considero tus buenos argumentos pues además estamos en una democracia, debo decir que mi posición frente al plebiscito es el de decir NO a un acuerdo que a mi punto de vista beneficia muy poco a alcanzar una verdadera Paz, el perdonar es muy positivo, el tema es hasta que punto ese perdon implica darle a unas personas beneficios si ni siquiera son capaces de pedir perdón por sus actos atroces, donde el país sigue cediendo a caprichos de los que tengo que llamar NarcoTerroristas y aclaró no soy uribista ni nada de eso, soy una persona que también ese Febrero recién ingresado a la U siendo un primiparo era consciente de ese rechazo de todo un país y por el cual salimos a marchar, era consciente que además rechazaba enérgicamente el secuestro como arma de guerra, porque yo tuve a mi padre secuestrado mucho tiempo, una encuesta que se realizó decía que de cada 5 Colombianos a 3 le tocó vivir la guerra de alguna manera. Porque darle beneficios a una guerrilla que lleva 50 años masacrandonos que aunque como tu decías son Colombianos ellos no piensan en que a los que matan también son Colombianos que mientras uno dice que el único que dispone de la vida es Dios, ellos muchas veces dispusieron a las malas de la vida de miles de Colombianos, porque darle beneficios o subsidios si ni siquiera el gobierno se preocupa porque el estudiante recién graduado obtenga un empleo decentemente remunerado, donde a un guerrillero le van a dar curules y dinero a dedo y los guerrilleros razón les darán dinero igualmente y donde muchos de nuestros amigos o conocidos que recién se gradúan con esfuerzo económico de sus padres estudiaron y salen a ser desempleados o muy mal remunerados, a otros como es mi caso donde decidimos ser empresarios de bien en este país tan lleno de corrupción el gobierno no cede en los impuestos, pero si cede a un grupo Narcoterrorista con los Millones de Dólares producto del sufrimiento de la gente. Donde los hijos de las grandes cabezas de este grupo estudiaron en las mejores universidades del mundo, mientras a muchos aquí estudiamos en una buena universidad con el esfuerzo diario de nuestros padres, por todo esto digo NO a este plebiscito y no sólo porque se deben replantear puntos de ese acuerdo sino que además ellos son los que deben pagar con penas duras sus actos atroces que cometieron.Tengo tomar en cuenta que todos queremos ver un país en paz y aprovechando todo ese potencial que como tenemos, pero no cediendo a los caprichos de un grupo que nunca pensó en el pueblo que afectaba o afecta.
ResponderEliminarCordialmente, Un Abrazo